El matrimonio es la unión de amor bendecida por Dios entre un hombre y
una mujer. Dicha unión da como fruto los hijos. Además, el matrimonio es la
única bendición que no fue abolida ni por la pena del pecado original ni por el
castigo del diluvio. Es una bendición que ha existido desde la creación del ser
humano: «Y los bendijo Dios, y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense…”» (Gn
1, 28). Esa bendición, entre bautizados, Cristo la ha elevado a la dignidad de
sacramento porque es signo visible y eficaz de la unión de Cristo con la
Iglesia.
Para cuidar y fortalecer la convivencia matrimonial, ayuda mucho que la
pareja de esposos use un lenguaje inclusivo y no un lenguaje exclusivo. Cuando
se usa un lenguaje inclusivo, se escucha que el esposo, al hablar, dice sobre la
decisión que se ha tomado: «mi esposa y yo hemos decidido…». Lo mismo la
esposa, pues ella dice: «mi esposo y yo hemos decidido…»«mi esposo y yo
queremos comprar…». ¡Cuánto bien le hace esto a los matrimonios, a las parejas
que han decidido darse el uno al otro! Les hace bien porque los esposos se
incluyen el uno al otro en el proyecto de vida, tanto personal como en el de
pareja que se han unido hasta que la muerte los separe.
Lo contrario sucede, cuando en la pareja se usa
un lenguaje exclusivo, pues las palabras “nosotros” o “hemos decidido” o “mi
esposa y yo” o “mi esposo y yo” desaparecen. De esta manera se le da paso al
“yo”, es decir, “yo decidí” o “yo hice”. ¡Cuánto daño hace eso en la relación matrimonial!,
pues se actúa de manera egoísta, sin pensar en mi otro yo, en el compañero o en
la compañera.
Estimados
esposos o novios, no olviden que “el matrimonio, la familia, es una comunidad
de vida y amor”, y que ayuda mucho en la relación matrimonial y familiar ser
personas inclusivas y no que excluyen, usar un lenguaje inclusivo y no un
lenguaje exclusivo. Dios bendiga los matrimonios. Dios bendiga las familias. Y
que desde hoy empecemos a usar un lenguaje inclusivo en las familias, en los
matrimonios, dando paso al “nosotros”, “lo hicimos”, “decidimos”, “compramos”, “salimos”,
“compartimos”, “oramos”, “nos perdonamos”. En definitiva, incluir al otro en mi
proyecto de vida. Muchas bendiciones.
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